Protegiendo suelos de la erosión
La pérdida de tierra, o erosión, se produce cuando el viento y el agua desgastan la tierra y se la llevan. Si protegemos la tierra contra la erosión, especialmente en las laderas empinadas, aumenta la capacidad de ésta para sostener los cultivos, protegemos los recursos de agua en los terrenos bajos y evitamos los deslizamientos de tierra. Los agricultores observan tres principios para evitar la erosión y la escorrentía del agua de la superficie:
Reducir el flujo del agua: creando barreras naturales desde la parte superior de la cuenca hidrográfica hasta los terrenos más bajos.
Repartir el agua: creando canales para dividirla y dirigirla donde fluye.
Rehabilitar la tierra: plantado plantas de raíces profundas para que pueda absorber mejor el agua.
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